La exfoliación es el proceso natural de
renovación celular de la piel mediante la eliminación de las células muertas de
la epidermis. A cada instante, la dermis produce células nuevas que se van
regenerando constantemente. Pero estas células también van envejeciendo y
muriéndose quedando depositadas junto a las impurezas sobre la epidermis.
Nuestro cuerpo lleva a cabo un proceso natural para eliminar las células
muertas pero es aconsejable ayudarlo realizándonos exfoliaciones artificiales.
La exfoliación artificial es una
limpieza profunda que ayuda a eliminar las células muertas que se acumulan en
la superficie de la piel. La exfoliación acelera el fenómeno natural
estimulando la regeneración celular y la circulación sanguínea de la
superficie, lo que favorece la eliminación de toxinas. Además, cuando nos
exfoliamos, conseguimos limpiar la piel accediendo a los poros y dejándolos
perfectos y sin impurezas.
Los exfoliantes son productos similares a un
gel pero tienen la peculiaridad de contener pequeñas partículas que ‘rascan’ la
piel. Dependiendo de la parte del cuerpo que quieras limpiar, existen
diferentes exfoliantes con partículas grandes, usados como exfoliantes
corporales, y otros con partículas más pequeñas que se usan para el rostro.
Para realizar adecuadamente la exfoliación
puedes utilizar un guante o una esponja natural, pero también puedes hacerlo
directamente con la mano. Una vez escogido la forma de aplicarlo, coge un poco
de exfoliante y aplícalo sobre la piel limpia y húmeda dando ligeros masajes
circulares sin frotar demasiado para evitar estirar los tejidos.
Un truco que puedes utilizar para que no se te olvide ninguna parte es
empezar por los hombros hasta llegar a los pies pasando por la espalda, el
vientre, los muslos, las nalgas y las piernas. Presta especial cuidado con el
pecho, ya que es una zona sensible, y con los codos, rodillas y talones pues
son las zonas más resecas y ásperas y necesitan mayor atención.
Para retirar el mejunje, acláralo con una ducha de agua caliente y
acaba con un chorro de agua fría para tonificar y activar la circulación de la
sangre en el cuerpo. Una vez terminado, aplica una crema hidratante para que tu
piel quede perfecta.
La frecuencia para realizarse la exfoliación
depende del tipo de piel que tengas. Para las pieles secas y sensibles es
suficiente con hacerse una limpieza al mes; para pieles normales puede hacerse
una vez a la semana y las personas con la piel grasa pueden hacerse hasta dos
exfoliaciones semanales.
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